domingo, 14 de febrero de 2010

Un mes después

Cómo pasa el tiempo... Llevaba tiempo queriendo escribir una entrada, pero lo vas dejando, lo vas dejando...

En este tiempo volví a Granada, visité Munich y Riga y escribí y escribí y escribí. Y leí menos de lo que me hubiera gustado. Entre aeropuerto y aeropuerto acabé la famosa Catedral del mar. Aún no me explico el éxito de este libro. Como decía Brian Wilson, no nací para estos tiempos...

Aproveché para cubrir una lamentable laguna cultural y leí por fin una de las novelas ejemplares de Cervantes: Rinconete y Cortadillo. Lo hice en una edición escolar de Anaya, cosa que agradecí, porque habría perdido muchos de los detalles y matices. Siempre se aprende. Lo que es terrible es lo poco que ha cambiado la sociedad española en general y la andaluza y sevillana en particular: ese patio de Monipodio perfectamente compartimentado con sus devociones, su organización y su podredumbre. En la parte positiva, el maravilloso manejo del lenguaje y de la jerga. Un genio don Miguel, 500 años después.

Ahora estoy leyendo por primera vez un libro de un autor chino, Mo Yan. Me está costando, pero me estoy riendo mucho. Y me tocará leer varios libros de mitología, por razones profesionales.

672 páginas de La catedral del mar y 120 del clásico. Otras 792 páginas al cuerpecito.

No hay comentarios:

Publicar un comentario