Siguen apareciendo tesoros en las últimas cajas de la mudanza. He pensado en esta foto alguna vez y daba por hecho que tendría que ir a buscarla en el archivo del Grupo Zeta. O en el de Prensa Ibérica. Pero apareció: En El Periódico de Cataluña del 18 de mayo de 2003, Raquel y yo estamos tumbados en un murete, esperando entrar en el Estadio Olímpico de Barcelona para ver a Springsteen y la E Street Band. Un par de días de días antes los habíamos visto en Gijón, con mi amigo Nacho. Y un par de días después los vimos en la entonces Peineta, en Madrid.
La foto es de Albert Bertran. Y el generoso pie de foto reza: "Dos jóvenes descansan en un muro junto al Estadi". Acabábamos de estrenar la treintena, así que supongo que tenía razón. Nuestra vida estaba a punto de cambiar, a una velocidad que nunca imaginamos.
Me acababa de quedar en paro: había quebrado de muy mala manera el periódico sanitario que, con muchísima ilusión e infinito trabajo, había puesto en marcha. Me echaron con un despido improcedente y decidí crujirles en tribunales. Mientras decidía qué hacer con mi carrera profesional, nos animamos a hacer la gira completa de Bruce, algo que no he vuelto a hacer. Ni creo que haga. Y cuidábamos de mi abuela, que vivía sus últimos días.
Justo una semana después de la foto, estábamos convocados a elecciones. Fueron las famosas del 'Tamayazo'. Recuerdo que me acerqué al colegio electoral, a ver en qué mesa votaba mi abuela (lo que son las cosas, en el colegio donde estudió mi abuelo casi un siglo antes). Cuando volví a casa, la vi tan frágil que no la llevé a votar, ni llegué a ir yo. Creo que es la única vez que no he votado.
Los resultados de la noche anunciaban un vuelco electoral en la comunidad de Madrid, Simancas sería el nuevo presidente. Mi abuela empezó a agonizar, con un ronquido espantoso. A la mañana siguiente, me desperté temprano. Siempre miraba el teletexto de TVE (qué viejo me siento escribiendo esto) y saltó una noticia urgente: un avión lleno de militares se había estrellado en Turquía y habían muerto todos.
A media mañana, el ronquido de mi abuela se hizo aún más intenso y me quedé con ella, hasta que sintió que se le paraba el corazón y me miró con pánico. Es la sensación más espantosa que he vivido en mi vida, ojalá me hubieran explicado en el colegio lo que es de verdad la muerte. Me dio por sonreír, pensé que estaría bien que su último recuerdo en su vida fuera mi sonrisa. Me sentí idiota, pero no había vuelta atrás. Como un zombie, empecé a llamar a toda mi familia, que comenzó a llegar a casa. La doctora tardó mucho en venir a certificar la muerte. Llamé a la funeraria, que mi abuela pagó religiosamente durante muchos años, su trato fue verdaderamente lamentable. Y me pareció tristísimo cuando acudieron a llevársela de la que fue su casa durante 35 años, camino del tanatorio.
Tras velarla, la enterramos al día siguiente. Llegamos a casa de mi madre y vi un anuncio en Telemadrid, de un nuevo concurso https://elpais.com/diario/2003/05/23/radiotv/1053640801_850215.html. Me pregunté que por qué no y llamé al 906 para el casting. Nos fuimos al Carrefour de enfrente para comprar cualquier cosa y encontré toda la discografía de Ry Cooder, que todavía me acompaña. Hice el casting, lo pasé, participé en el concurso, lo gané, me pagaron y nos fuimos en noviembre y diciembre a Tailandia y Nueva Zelanda a gastarnos el dinero. Volvimos a España, gané el juicio y me pagaron muchísimo más de lo que debían. Y proseguí mi carrera profesional como periodista y publiqué cientos de noticias (quizá miles) en todo tipo de medios de comunicación. Pero creo que no hemos vuelto a salir en el periódico. Debo tener los VHS del concurso por algún lado, tengo que digitalizarlos.
Me encanta cómo narras un montón de situaciones especiales como si fuera el día a día de alguien normal. Y tú no lo eres. Seguramente muchas de esas miles de noticias las he leído y valorado. Feliz blog
ResponderEliminar