Me hubiera encantado estar presente en las reuniones de productores de Bugonia. Ver tomar decisiones creativas a Yorgos Lanthimos, Ari Aster y Emma Stone debe ser verdaderamente fascinante.
Al igual que en Pobres criaturas
o en La favorita, el griego parte de material ajeno. En este caso, la delirante
película coreana Salvar al planeta Tierra, depurada y sublimada por el
guionista Will Tracy -conocido por Sucession o El menú- en una historia que
transforma a la pareja original en dos primos obsesionados con las conspiraciones
y negacionismo. Jesse Plemons repite con Lanthimos tras Kinds of Kindness, en
este caso como líder de esta microsecta y gurú de Aidan Delbis. Está soberbio y
aterrador, dando una clase de interpretación y de contención, en un papel que
podía ser muy pasado de vueltas.
La reina de la función es, como
no puede ser de otro modo, Emma Stone, en su cuarta película con Lanthimos, con
una interpretación en la que lo da todo en lo físico y en lo espiritual. Encarna
a una ejecutiva de una multinacional que se convierte en la obsesión de los
primos, que la raptan ya que está convencidos que es una extraterrestre de
Andrómeda y a acudido a la Tierra a destruirla.
Este planteamiento delirante se
va cociendo a fuego lento, describiendo cómo la conspiranoia se va apoderando
de determinadas personas y cómo condiciona su día a día, con consecuencias
aterradoras en su salud y su alma. La relación entre secuestrada y captores va
avanzando la trama, en un triángulo apasionante de dependencias, obsesiones y
fascinaciones, en el que se mezcla humor, drama, horror, gore y ciencia ficción,
en una estructura circular que hace que la película acabe de la misma manera de
la que comienza.
Los otros dos secundarios, el humorista Stavros Halkias y Alicia Silverstone -que está irreconocible-, proporcionan al
guión elementos aún más aterradores, punteado por una extraordinaria banda sonora
de Jerskon Fendrix, que alterna música melódica y atonal.
Al final, en la batidora de Lanthimos
entra absolutamente de todo. Pero el resultado de la mezcla me resultó
extraordinario y verdaderamente aterrador. Y conecta, extrañamente, con varias
películas recientes de la cartelera, como La vida de Chuck, Eddington -aunque
los papeles de Stone sean muy opuestos en ambas- o Una batalla tras otra, que
siguen en mi cabeza muchos días después de verlas.
En resumen, una película fascinante pero para no todos los
paladares. Si se entra en el juego de Lanthimos, la experiencia es apabullante.
Y aterradora. Y con la curiosidad de saber cuál será su próxima transgresión.
Emma Stone ganará un pastizal con Cruella 2, que ojalá le otorgue un colchón
financiero que le permita seguir produciendo y protagonizando apuestas tan
arriesgadas como esta.
Y, si alguien tiene curiosidad respecto al título, mejor esperar al final: es la última pieza del puzzle. Y el resultado es más que satisfactorio.