Mi amigo Javi habría cumplido hoy 52 años. Pero no llegó a cumplir 20, lo mató un conductor borracho: le embistió con el coche cuando regresaba de Murcia a Madrid y, pese a los esfuerzos de los médicos durante semanas, murió en la UCI.
Le encantaba Clint Eastwood, recuerdo el fin de semana que vio El Sargento de Hierro. Volvió el lunes repitiendo frases enteras. Siempre he admirado mucho a esa gente. El guión (con tilde, por favor) es de David Webb Peoples, que pocos años después escribió una frase demoledora en Sin Perdón: "Matar a un hombre es algo despreciable. Le quitas todo lo que tiene y todo lo que podría llegar a tener".
En una de las últimas cajas de la mudanza ha aparecido una foto suya. Pensaba que tenía más. Deseaba que apareciera alguna en la que estemos juntos. Es una foto arrugada, creo que de su último cumpleaños. Estamos en la Universidad Autónoma, un camarero se cruza y arruina la imagen. Hice otra foto unos segundos después, quizá esté por algún lado.
Javi lleva una de sus habituales camisas de cuadros. Adoraba el teatro de todo tipo, especialmente el experimental. Le regalamos aquel día unos vinilos con la banda sonora de los espectáculos de La Fura dels Baus, que muestra a cámara. En su honor, montamos un espectáculo al año siguiente, pusimos su voz leyendo poemas. Yo sufrí ataques de ansiedad en la facultad, mi vida descarriló y me costó años volver a encontrar el camino.
Sigo pensando a menudo en él. A veces incluso sueño que sigue vivo. Le encantaba Opiniones de un payaso y Enemigo mío. No me he atrevido a leer el libro o ver la película, por miedo a que no me gusten.
Era un tipo muy brillante, habría logrado todo lo que se hubiera propuesto. No hay rastro de él en internet, apenas un enlace con información incorrecta. Sirvan estas pocas líneas de homenaje para una de las personas más maravillosas que he conocido en mi vida. Qué injusta es la vida a veces.