viernes, 31 de octubre de 2025

Together y Monsieur Aznavour: horror en pareja y la biografía de un mito

 


El debut en el largo del australiano Michael Shanks es una de las películas más malrolleras que he visto en mucho tiempo. La historia, escrita también por Shanks, narra una relación de pareja en descomposición, que opta por mudarse al campo para intentar salvarla. Ella, encarnada por Allison Brie, renuncia a un buen puesto para ser maestra rural; él, interpretado por James Franco, es un músico indie que intenta seguir con la vida de giras pese a estar lejos de todo.

La película, que han producido ambos -son pareja en la vida real- parece una consecuencia directa del éxito de La sustancia el año pasado. Y, como no puede ser de otra manera, se ven ecos de Cronenberg y de su nueva carne.

La química entre Brie y Franco es innegable. Todo parece ideal en su nueva vida hasta que un accidente en el campo -el cabrón del campo, que decía que el gran Luis Carandell- provoque que comiencen una serie de fenómenos paranormales que afecta a la relación de pareja. La mezcla de body horror y humor está muy lograda y uno no sabe si temblar o reír.

La tensión está muy bien cocinada, va creciendo hasta que la situación es casi imposible, con un excelente trabajo actoral de ambos (especialmente Brie), con un resto del elenco que apenas son meras comparsas.

El clímax final quizá hubiera estado mejor que no estuviera tan explicado. Pero el final es aterrador y que puede que te replantees algunos aspectos de tu relación de pareja. Y eso sí que puede ser verdaderamente aterrador. Una película desasosegante y muy recomendable para pasar miedo este Halloween.


En cuanto a Monsieur Aznavour, es un biopic canónico sobre la estrella de la canción francesa que llega hoy a las pantallas españolas, tras varios retrasos. La película comienza con Aznavour hablando con su hermana y confesora, admitiendo que está arruinado y que se lo juega todo en su siguiente concierto en París. Flashback a la infancia, cuando la familia armenia Aznavourian llega a Francia, huyendo del genocidio turco, y pasa todo tipo de penalidades. Por cierto, que me fascina la cara de viejo que tiene el niño que interpreta al joven Aznavour. Enhorabuena a los encargados del casting.

Se encadenan entonces toda suerte de azares para que el joven Charles empiece a cantar y a profesionalizarse, luchando siempre con la falta de dinero. Su único proyecto de vida, como se recalca, es el proyecto Aznavour. E irá soltando lastre para alcanzar el objetivo del éxito mundial, aunque para ello tenga que dejar atrás a familia, amigos o incluso mentores de la talla de Edith Piaf.

Tahar Rahim (Un profeta, La serpiente) hace una gran interpretación del cantante y actor, llega a confundirse con él. Recibió este año una merecida nominación al César, la película también fue candidata a vestuario y diseño de producción. En la dirección en el guión y vuelven a coincidir Mehdi Idir y Grand Corps Malade (¿uno de los mejores pseudónimos de la historia del cine?), tras Patients y Los profesores de Sant Denis y que fueron elegidos por el propio Aznavour para dirigir el proyecto. Cuentan con el hándicap que tener que reconstruir el París o el Nueva York con efectos digitales, pero aprueban con nota, con otra nominación en los César.

Al final, tras 133 minutos que se me pasaron rápido, queda sobre todo la música maravillosa (que va impulsando la historia con las canciones más conocidas, con guiños al hip hop de Grand Corps Malade), las ganas de escuchar discos de Aznavour, la gran trabajo físico de Rahim, un extraordinario plano secuencia sobre el concierto triunfal del principio e infinidad de detalles curiosos de un personaje a descubrir. Un biopic interesante, formulaico, pero que merece mucho la pena.  

  

jueves, 16 de octubre de 2025

La vida de Chuck: atrévete a bailar

 


No soy especialmente fan de los libros de Stephen King, aunque he visto casi todas las adaptaciones al cine y espero con curiosidad La larga marcha y Running Man. La vida de Chuck, que nos llega con cuatro meses de retraso tras el estreno estadounidense de junio, proviene de un relato breve que se ha estirado a 110 minutos en pantalla. Y con la curiosidad de que está contado desde el final: vemos a un profesor de colegio que interpreta Chiwetel Ejiofor que comienza a ver cómo se desmorona el mundo a su alrededor, con fallos en los teléfonos y en las comunicaciones y un misterioso anuncio omnipresente de un tal Chuck, al que se le agradecen los 39 años de servicios prestados en su trabajo.

La tensión va creciendo, como sucede siempre en las obras de King y vamos viendo la historia del profesor y de su expareja -Karen Gillan- en este mundo en descomposición.

En el segundo acto aparece un Tom Hiddleston absolutamente excelso, que se luce en todos los planos. Una escena, especialmente, creo que va a pasar a la historia del cine y nos da pistas para el gran final del primer episodio, en el que se dan todas las respuestas de la trama y a un final apoteósico.

La vida de Chuck es una película sobre la alegría de vivir, sobre la importancia de aprovechar los momentos, sobre la importancia de la música y del baile -con canciones maravillosas de los 80 y de otras décadas- y, aunque Hiddleston es la estrella, el reparto es muy coral, con cameos nostálgicos de Mark Hammill y (ay) Mia Sara.

Al final queda una fábula simpática, emotiva y tierna, con ese regusto al King de Cadena Perpetua o de La milla verde, que nos anima a disfrutar de esas gotas de felicidad entre las amarguras del día a día.

Esperaba una dirección de Mike Flanagan más afilada y terrorífica, pero ha optado por un enfoque muy amable, dirigido a toda la familia, siguiendo la senda de Frank Darabont. Y, al salir de la sala, te queda la pregunta de si estás haciendo todo lo posible para aprovechar la vida, dejar el móvil, poner música y dejarse llevar por el baile.

PD: mejor no leer la sinopsis de FilmAffinity. El spoiler arruina absolutamente la experiencia.