No es novedad, pero la situación de los sufridos usuarios de renfe cercanías en los alrededores de Barcelona es lamentable.
En el caso de Badalona, teníamos una flamante línea al aeropuerto que las obras del Ave nos birló. La línea directa ahora va hacia Granollers y ayer tuve la desgracia de tomarla: tardé dos horas y media en hacer un trayecto de 30 kilómetros. Estoy seguro que el Barcelona-Mataró del siglo XIX iba más deprisa.
Me llamó la atención que nadie se quejaba: todo el mundo aguantaba con resignación. A la salida, tuvieron que pelearse con el taquillero para que les dieran el billete gratuito o el justificante. Y la ministra, rebuznando.
jueves, 12 de febrero de 2009
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